"Temblé un poco, ya sabía yo lo que significaba este reencuentro, el desalmado abismo que éramos el uno para el otro y donde nos hundíamos sin misericordia hasta los cabellos, nutriéndonos, como a dentelladas, de nuestro propio vértigo sin tregua, patológico, cuyas fauces nos trituraban centímetro a centímetro hasta la más agobiadora desesperanza, sin dejarnos salir".
José Revueltas.
Si ya lo dijo él, para qué lo digo yo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario