El proyecto de las morras.
Empezamos ayer. La sesión fue difícil, confrontativa, llena de vulnerabilidad. Lore, Miriam y yo, daremos estas próxima etapas.
En un ejercicio hubo llantos, ojos cerrados, labios apretados, dolor a la vista.
Como siempre, salimos con el corazón chiquito.
Es duro salir del Centro de rehabilitación a sabiendas que las morras se quedan frente a una taza de avena y una pieza de pan.
Es imposible dejarlas y apagar la luz.
No puedo apagar la luz y encerrarlas simplemente dentro de mi memoria optativa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario