El rumbo se vislumbra con un alboroto sosegado. No hay suerte sin riesgo. Un descuido y lo no buscado se refleja en un viaje por la Rumorosa. Un mirar de ladito, una mano sobre otra, luces apagadas, las rocas montañosas son el césped de la luna.
Un farol y un Descanso. El viento es mas fuerte que mi peso. D me mira y abraza con la mirada.
Un camino de subida. La luna queda en la tierra.
Antes de D todo fue espejismo.
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Estoy comenzando a amar los viajes por carretera y los carros rentados, las llantas flotan por el pavimento de Ensenada-Tijuana. El mar a nuestra izquierda nos acompaña sigiloso, atento. París se quedó en Ensenada y en la mente de los ensenadenses.
Las puertas viajan en cajuela.
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