Comienza la revolución y no precisamente la del Bicentenario, regresan los días sin dormir y medio comer. A partir del lunes seré maestra en la Escuela de Artes, más cuatro obras que producir antes de que termine el año y la publicación del libro del Proyecto de las morras.
El verano está a punto de irse sin siquiera haber llegado, extraño los días calurosos y húmedos, los descansos, los días de asueto, el levantarse tarde.
Hoy fue tarde en familia, estoy segura que caeré rendida, no sé si por los juegos con los sobrinos, tíos, abuelo, primos mamá, hermanos, o por los cuatro sopes, dos copas de vino tinto y tres platos de atole de grano que me comí.
Miller se está acostumbrando a la soledad, hoy se engentó en casa de mi abuelo.
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