Es momento de despedirse y se me acaba el tiempo.
Esta noche es la penúltima en esta casa. Pondré una película antes de empacar el DVD, alguna que ya haya visto mas de veinte veces; meteré unas palomitas al microondas y me sentaré en el sillón. Mi sillón. Mi sillón rojo. Mi sillón.
Hay cajas por toda la casa. Cada una guarda un poco de mi identidad, de mis miedos y todo lo que encierra mi cabeza. No hablaré de las paredes rojas ni de los muros blancos, solo diré que extrañaré esta casa, mi casa. Fueron ocho años. Ocho.
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Hoy doña Tere y Yammie me ayudaron a empacar. Sólo me dejaron una taza, el té y el azúcar afuera, me hubiera gustado usar por última vez la que dice "bad hair day, approach with caution" pero cuando me di cuenta ya habían empacado hasta las cucharas. Mi té fue endulzado con un tenedor de plástico.
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Nada ha sido fácil. Nada. Se me acaba el tiempo y la paciencia. Un día de éstos, estoy segura, le haré honor al apellido de la familia de mi padre.
Y ellos, créame usted, no son nada amigables.
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