Caminó toda la mañana por su colonia cargando el garrafón vacío. La gente que aprovechaba el sol, la miraba extrañada: quién es esa loca en pijama que recorre las calles, de ida, de venida, por qué busca agua?
A la loca le sobraba la mano derecha.
Hoy, la ciudad olía a nada.
"Mi maldita mano derecha que tanto me tomaste"
Medea, de Eurípides.
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