Y nos fuimos caminando por el pasillo; hombres con metralletas nos flanqueaban por el lado izquierdo, por el derecho, pegados a la pared de metal, caminaban ellos, los hombres de pants gris con los ojos en el piso y las manos en la espalda baja. Nosotros íbamos en medio y fingíamos actuar con naturalidad.
A lo lejos se ve el área H1 y H5, la de los rebeldes y la de los más peligrosos.
La cancha es grande y hay pájaros con colores nuevos. En una esquina un grupo ensaya danza folclórica, otro cocina, y uno más grande elabora piñatas navideñas.
A pesar del sol tecatense se siente la tristeza en el aire. A mi lado pasea un interno que esta ahí por homicidio.
Catorce puertas para entrar, catorce puertas para salir y sentir la libertad y el nudo en la garganta.
Han sido dos semanas de visitar los penales de los alrededores.
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