miércoles, 8 de mayo de 2013

Fue durante los últimos días de noviembre que presentí que este año sería distinto, y lo es. La gente que se había ido ahora regresa pidiendo una disculpa tardía; mi corazón lo agradece pero mi mente le recuerda que todas las memorias se quedan en el cuerpo y en la costilla que duele otra vez.

He memorizado todos los rostros que por diversas razones se han quedado o se han ido; de algunos me he despedido en sueños, a otros los he borrado de las redes sociales y de mi vida, de unos más... ni eso.

Tengo una oficina maravillosa rodeada de áreas verdes, edificios llenos de cristales, un equipo humano ameno, responsable y preocupado por la labor comunitaria. Aquí no existen los dobles discursos que ya me tenían harta.

Siempre he defendido una libertad inexistente, o la paráfrasis de lo que puede ser la libertad. Pienso en esa palabra: libertad, y en los recovecos que conlleva tenerla.

Perdonar te hace libre
Reír te hace libre
Conocer tu cuerpo te hace libre
Decir lo que piensas te hace libre

Nada más me hace falta el primero.