viernes, 26 de febrero de 2010

Ruta ICBC




Carro lleno, nueve cabezas en mi carro -además de la mía-, riendo, contando chistes, vestidos de negro y con gel en el cabello. Llantas bajas por el peso y mariposas en el estómago. Los Inteatrables traen el libro del Perseguidor de sueños en las piernas. Estacionamiento. Puertas del ICBC. Escaleras, pasillo, todos vienen atrás de mí. Micrófonos. Mesa con mi nombre completo. Presentadores, textos maravillosos. Le agradezco a Elba Cortéz el texto de presentación que casi me hace llorar, a Juan Carlos su compañía y a Nutte su perspectiva a distancia. Una voz amiga a mi derecha. Rostros conocidos. Mamá. Un pedazo de carne de año y medio vestida de rosa que reclama mis brazos. Mi cabello en ella. Curriculum. Libros vendidos. Lectura realizada por los Inteatrables. Risas. Emoción. Presentación muy concurrida y sumamente divertida.

Lo prometido: café, galletas, vino y bandejas de carnes frías.
Lo inesperado: tanta gente.
Lo emotivo: los textos de los presentadores.
Lo que se llevó la noche: la lectura del Perseguidor en la voz de los Inteatrables.

happiness.
Frontera.

jueves, 25 de febrero de 2010

Si andan por Tijuana y no tienen planes, los espero en el ICBC este jueves a las 7pm.
Habrá vino, galletas y café (poder de persuasión, jeje).

Espero verlos.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Ruta Casa de la 9

Alguien me pregunta que significa anacrónico, río. Es febrero y sigo usando pijama con renos, contesto. Pavimento húmedo. Perro destrozado en la carretera. Agua en el parabrisas. Carro a la izquierda. Mi carro a la derecha. 80km x hora. Un hombre camina directo a mi carro. No veo su cara, sólo las piernas desnudas y morenas. Parece perdido. Rápida mirada a los espejos, avenida con tráfico. Sigue caminando. Me lo voy a llevar, me lo voy a llevar. No se orilla, camina hacia el centro del carril. No lo puedo esquivar. Milésimas de segundo. Acelero 100km x hora. Las llantas chillan por el movimiento. Un claxon se oye. No me lo llevé. Sigue caminando en la misma dirección. Ni siquiera notó el peligro. Una ventana abierta. Palabras altisonantes se escuchan. Pie en el acelerador temblando. Manos tartamudas al volante. Escucho mis latidos. Dolor en el pecho. Boca seca. Ojos llorosos. Deseos de detenerme. Shock. Camino largo. Pocos minutos... como siempre.

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Llega Elma. Lectura de un blog que no debí leer. Conversación que no debí escuchar. Comida para evitar el azúcar. Inteatrables en el carro. Proyector. Sillas. Compu. Paty Blake. Invitaciones. Celular que no deja de sonar. Cigarro prendido en la puerta. Carros pasando. Un hombre come pastel en una servilleta. Noche oscura. Frío extremo. Brecht en mi background. No veo a Miriam. Mensaje equivocado a celular equivocado. Dolor en el estómago. Extraño a Abril. Micrófono apagado. Power point. Comunismo. Marxismo. Socialismo...teatro.
Siempre teatro.

Conferencia.

Distanciamiento.

martes, 23 de febrero de 2010

Semana de rutas varias

Martes, Casa de la 9. Comparto el festejo y a Brecht. Ahí los espero.
Es a las 7pm.

domingo, 21 de febrero de 2010

Dia del amor?

La foto la tomé prestada del Gato azul en Tijuana.

Al llegar a Tijuana, corrí al Lugar del Nopal. Patty ya me esperaba; primero sería Gabriela y después nosotras.
El corazón acelerado, el cabello todavía escurriendo, maquillaje en el auto y...nosotras... leyendo poemas de amor.
Todo para festejar el día de los enamorados.
Paz, Sabines, Huerta, Pessoa, Salinas, Becerra, Herbert, fueron algunos de los que seleccionamos.

sábado, 13 de febrero de 2010

Ruta 2

Destino: Ensenada. Diez minutos tarde. Espera: una hora. Tiempo estimado de llegada: 1hr. 40 minutos. Blusa roja. Tres pesos. Baño. Lavabo. Cepillo. Cambio de apariencia. Ruido. Café y un cigarro. Un encuentro acapulqueño. Cortinas abiertas. Ventana cerrada. Carretera. Golpes y efectos especiales. Calor en la pierna izquierda. A mi lado dos corazones latiendo. Velocidad que no se siente. Ojos cerrados. Estación. Taxi amarillo. Taxi libre. Caminata. Edificio buscado. Edificio encontrado. Recibimiento cálido. Mesa con libros preparada. Micrófono. Mi nombre parafraseado e historia. Rostros desconocidos. Sonrisas muchas. El Perseguidor. Libros vendidos. Asistentes contentos. Cena en El parque. Compañía exquisita. Cena deliciosa. Los ochentas de fondo. Calor en mi brazo derecho.
Caras perfectas hechas por un cirujano. Ropa de marca. Charlas vanas. Un cumpleaños. Risas extravagantes. Botas hasta la rodilla. Pescado blanco. Betabel. Poesía. Café para cerrar.

Hotel.

jueves, 11 de febrero de 2010

I can't erase all the memories or the fear, but, I've tried. I've had erased almost everything, and that's my goal.

martes, 9 de febrero de 2010

Time after time. Everything happends and doesn't happend anything.

lunes, 8 de febrero de 2010

Ruta 1

Vía rápida. Destino: UDC. Tiempo estimado de llegada: 24 minutos.
Avenida Internacional, cinco carros orillados, cinco llantas ponchadas. Tráfico en la curva de la Línea, el tiempo acelera y yo no puedo. Voy 10 minutos tarde. Las ramas bailan a ritmo de jazz en los árboles. Hoy sí pude comprar el periódico. Sombrero de colores. Fila inmensa recibiendo desayuno. Un camión azul y crema me impide el paso, desacelero. Esta vez haré mas de 24 minutos. Mi carro tiembla. Lagunas. Un carro a más de 100km por hora. Parabrisas empapado. Sol emitiendo calor a millones de años luz. Viento frío. Una curva. Autos en los tres carriles.
Un alto. Pestañas. Movimiento lento. Brillo. Estacionamiento.

Alumnos.

domingo, 7 de febrero de 2010

El proyecto de las morras.

Empezamos ayer. La sesión fue difícil, confrontativa, llena de vulnerabilidad. Lore, Miriam y yo, daremos estas próxima etapas.
En un ejercicio hubo llantos, ojos cerrados, labios apretados, dolor a la vista.
Como siempre, salimos con el corazón chiquito.

Es duro salir del Centro de rehabilitación a sabiendas que las morras se quedan frente a una taza de avena y una pieza de pan.

Es imposible dejarlas y apagar la luz.
No puedo apagar la luz y encerrarlas simplemente dentro de mi memoria optativa.

sábado, 6 de febrero de 2010

Escribir poemas nunca se me ha dado. La única vez que lo intenté, eran palabras incendiarias y dolorosas, nada del encuentro intrínseco y bello, sólo poemas guardados debajo de la cama, que como el alfiler a la princesa, me picaban mientras dormía. Nada de creerme poeta, ni hacedora de palabrería; sin embargo adoro a los poetas.

[...]Dulce soñar y dulce acongojarme,
cuando estaba soñando que soñaba;
dulce gozar con lo que me engañaba,
si un poco mas durara el engañarme[...]

Juan Boscan

La golpee tantas veces durante los sueños, que estoy segura, hubo varios días que amaneció con la cara amoratada y sollozando, y otras, sintiendo que la piel se le caía a pedazos o sangrando. Estoy segura.

El proyecto de las morras

Hoy inicia la segunda etapa del Proyecto de las morras.
Empiezan los nervios, el miedo, las preguntas de si podremos lograr los objetivos: crear un libro con los textos de las morras y que ellas logren establecer un dialogo con el exterior, enfrentarnos al nuevo grupo, ser suficientes.

Ahora iniciamos con dos apoyos, todo para lograr que las morras establezcan un vinculo con ellas mismas y con la literatura tal como lo hemos logrado nosotras.
No somos tan distintas, somos morras con adicciones, vicios de caracter, deudas, defectos y virtudes, con familia, mama y hermanos, lo que nos hace diferentes es que nosotras andamos por la calle, manejando entre el trafico citadino, las construcciones y remodelaciones, fumando y tirando el humo por la ventana, los dedos con olor a tabaco, pero al fin y al cabo... somos morras.
Me pinté el cabello de rojo, un rojo que dejará entrever rápidamente mi cabello castaño. La culpa la tuvo la semana de lluvias intensas y el robo de mi Mac. Todos mis archivos se fueron con el ladrón. La limpieza fue definitiva. No sólo la que realicé en casa durante diciembre. No sólo los papeles, carpetas, fotos, cartas, copias, ropa, muebles y objetos que terminaron en la basura o en casa de algún familiar o amigo. La limpieza tenía que ser definitiva. Mi Mac era la clave. Si guardaba algo ahí, también tenía que irse, aunque eso incluyera los archivos insustituibles o mi novela. Ahora tengo que reescribirla de nuevo. La fecha limite para su entrega casi termina.
Hoy saqué a la basura una caja con cosas que encontré en mi casa y que no son mías: discos, textos, fotos de la infancia (también insustituibles), ropa y objetos que se cómo llegaron aquí, pero no sé porque nunca se los llevaron.

Las deudas llegan ahora más que nunca. El pago de la nueva compu, donde ahora escribo. Nueva, completamente nueva, jamás tocada ni utilizada. Mis yemas tocan el teclado nuevecito y todavía no me acostumbro. Ni siquiera puedo poner acentos. Cada que recuerdo lo que debo pagar por ella, me duele tocarla.

Hoy llueve y el pavimento está húmedo nuevamente. Llevo siete años en la misma colonia, cinco en la misma casa. Afuera todo es gris claro y la lluvia cae como cascada desde los techos. Un perro negro me mira con ojos de hambre: yo también la he sentido en estos últimos meses. Sólo espero que como a mí, no le zumben los oídos y las nauseas demanden salir por su garganta. Lo corren de la tienda donde busca guarecerse de la lluvia. A él lo corren, a mí me esperan. Los tenderos saben que voy a comprar cigarros. Los mismos Benson dorados de siempre. Sólo ellos y mi vecina de enfrente me ven seguido. Ellos por los cigarros; mi vecina cada vez que intuye que no he comido y seguramente estoy haciendo tarea, revisando trabajos, leyendo o preparando clase, entonces toca a mi puerta y siempre un plato adorna sus manos.
La colonia y la casa con sus contemporáneas paredes rojas ya me patean, pero la ciudad con todo y su alto índice de violencia, crisis y dolor, me retiene, me obliga a permanecer dentro de su latitud. La ciudad no puede matarme, no puede, la verdad es que estuve agonizando los últimos dos años y es la ciudad la que me ha sostenido.

Me quedo, la ciudad me está entrenando para soportar cualquier cosa.