Y entonces me doy cuenta que mi vida está allá, en otra parte, en un aquí, nunca en un ahora, que está en aquellos surcos que se forman en la tierra, en unos pies que no descansan, en unos ojos que no duermen, en una boca que nada se guarda.
martes, 27 de noviembre de 2012
domingo, 25 de noviembre de 2012
Y aquí ando, a más de 3000 km., de mi Tijuana y de mi hija.
Camino por las calles y pienso en lo mucho que me gustaría abandonar la frontera, cambiar de gente, caminos, ser la hija rebelde que abandona las miradas constantes de los edificios ya conocidos. Lo preciso del comportamiento reúnido durante los 20´s.
Sí, me gustaría ser otra. No una visión de mi misma. No una proyección somnífera de un yo dentro de un sueño y otro sueño y otro sueño.
Quiero una locura sin balanza ni equilibrio. Sin precisión ni certezas. Sin luz prendida ni antifaces. No quiero dormir y soñar lo mismo, a la misma gente. No, ya quiero ser otra.
Una piel despierta en un cuarto de hotel lleno de ruido y silencio.
Y si se puede... de sudor también.
Camino por las calles y pienso en lo mucho que me gustaría abandonar la frontera, cambiar de gente, caminos, ser la hija rebelde que abandona las miradas constantes de los edificios ya conocidos. Lo preciso del comportamiento reúnido durante los 20´s.
Sí, me gustaría ser otra. No una visión de mi misma. No una proyección somnífera de un yo dentro de un sueño y otro sueño y otro sueño.
Quiero una locura sin balanza ni equilibrio. Sin precisión ni certezas. Sin luz prendida ni antifaces. No quiero dormir y soñar lo mismo, a la misma gente. No, ya quiero ser otra.
Una piel despierta en un cuarto de hotel lleno de ruido y silencio.
Y si se puede... de sudor también.
viernes, 23 de noviembre de 2012
lunes, 19 de noviembre de 2012
domingo, 11 de noviembre de 2012
sábado, 3 de noviembre de 2012
Era viernes y a las 9:30pm. ya estaba dormida;
mi hija está de regreso en casa, la abracé y nos hicimos ovillo entre
las cobijas; fue un sueño largo, de esos donde regresas al mismo lugar
muchas veces. Estábamos en un café (que no existe) en la Col. Altamira,
había una fiesta donde los invitados vestían elegantemente y tenían copa
en mano; la segunda vez era el mismo café pero yo me bañaba en una
esquina, estaba desnuda y todos me veían (al contrario de lo que se piensa: no me avergonzaba), Mariana Mtz Esténs
era la dueña y me servía un café (no sé por qué Mariana, quizá porque la
conozco y sé que no se tiraría al piso si estuviéramos en esa
situación); la tercera vez me tomaba un expresso con alguien que no me
cae bien y, que además, hace mucho no veo.
Ah, con los sueños.
Ah, con los sueños.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)