lunes, 27 de junio de 2011

Seguramente nuestras mujeres de antes se compartían sus secretos mientras lavaban en el río o compraban en el mercado, de esa manera se enteraban de lo que le sucedía a sus contemporáneas, nosotras, las de ahora, lo hacemos a través de los blogs.

Las leo y me siento tan igual, tan pasajera... cómo decirles que comparto tanto a la distancia.

El Rober Castillo dijo una vez, lo recuerdo bien...

Si hubiera una guerra y todos muriéramos, si muchos años después se encontraran nuestros textos, se descubriría que fuimos una especie muy triste.

Cómo compartirán sus secretos nuestras hijas, Lore, cómo.

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Se acerca, le digo: no gracias. insiste.

-Le pongo el aditivo?
-No gracias.
-Marca ceros.
-Gracias.
-Le checo los niveles?
-Estoy bien, gracias.
-Una tarjeta, una recarga?
-No gracias.

Lo único que quiero es que me deje escuchar la canción de Joan Sebastian que suena al fondo. Sí, de Joan Sebastian. La escuchaba cuando era niña, y no sé por qué, pero quiero escucharla ahora.

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Una cabeza en una mochila.

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