lunes, 15 de marzo de 2010

Destino: Colima. Tiempo estimado de llegada: siete horas. 54, 000 pies a nivel del mar.

Te levantas tarde. Tardaste casi toda la noche buscando las llaves de tu casa. Tu hermano llega por ti. Carga tu maleta. Te pregunta que si llevas piedras. Te subes a su carro. Saludas a tu cuñada. Ríes con tus sobrinas. Te comes un pan. Hablas con ellos del viaje. Los arreglos en la ciudad retardan la llegada al aeropuerto. No te dejan subir al avión: la agencia no procesó el pago del boleto. El avión vuela en lo alto. Hablas con los organizadores. Te dicen que esperes. Te compras un café. Fumas un Benson dorado. Ves a tu hermano con pantalón caqui y chamarra café. Saluda a uno. Saluda a otro. Busca trabajo. Sientes tu garganta puño. Te despides con la mano. Te avisan que ya está listo tu nuevo vuelo. Te subes al avión que va al DF. Guadalajara será visitada en otra ocasión. Comes cacahuates. Daniel se burla de ti por celular. Tienes sueño pero no duermes. El gordito ronca muy fuerte. Deseas un café y un cigarro. Los oídos te lloran. Olvidaste los chicles. Sabes que las alturas te afectan el oído y no entiendes. Llegas al DF. Peleas con las de Aeromar. Te subes al avión guajolotero. Comes más cacahuates. Tomas jugo de manzana. Nunca con hielo.

Llegas a Colima.

Verás el cielo. Reconocerás el aire y las nubes algodonadas. Te sentirás en casa. Michoacán está a una hora de ahí. Pisarás tierra Colimota y soñarás con regresar de manera permanente. Te recogerán y llevarán directo a la inauguración. Te dirán: eres Esmeralda, verdad? Pasa, es tu turno. El Encuentro Internacional ya comenzó. Ya todo va marchando. En tu cara se reflejará el cansancio de más de siete horas de vuelo y el estomago vacio. No tendrás tiempo de lavarte la cara ni de fumarte un cigarro. Mucho menos podrás cambiar tu blusa de cuello de tortuga por una más ligera. Veras a Nutte entre el público y te alegraras de reconocerlo. Escucharás tu currículo en una voz extraña y sacarás el rebozo.

Irás a Cómala buscando a tu padre sin encontrarlo. Escucharás el niño perdido con mariachi y tomarás cerveza negra modelo. Comerás tostadas de ceviche y comprarás recuerdos. Tendrás el impulso de buscar casa, quedarte allá y no regresar a Tijuana. Caminarás por las calles tranquilas y apaciguadas. Te subirás en los hombros de Nutte y arrancarás mangos verdes. Conocerás a mucha gente exquisita y harás planes. Establecerás proyectos. Perderás el apetito por los 35 grados de calor, sabes que te sucede. No te maquillarás ni te pondrás crema. Tu piel estará húmeda por el clima. Caminarás con el sol cayendo sobre tu cabeza. Recorrerás las calles. Verás a los leones. Te arrojarás de la resbaladilla. Tomarás agua de horchata sin hielo. Nunca con hielo. Platicarás con los changos. Caerás rendida por las noches. No prenderás el aire acondicionado. Te quedarás en la habitación 133. Conocerás a Amelia la bala de plata. Recibirás una mordida de María José, su perico. Cenarás bajo la luz de las estrellas. Andarás por las plazas de Colima. Perderás dos kilos por el viaje. Sentirás el líquido salado recorriendo tu espalda. Te soltarás el cabello. Escucharás más de cincuenta cuentos. Agradecerás los momentos. Te reirás y charlarás con todos. Darás entrevistas. Saldrás en la tele. Te morirás de la pena.

Te despides. Escuchas los ruegos para que te quedes. Te subes al taxi. Te despides de Nutte, lo besas y le agradeces todo. Llegas a Guadalajara de madrugada. Te subes al avión. Ahora sí llevas chicles. No puedes dormir. Sientes el cambio de clima. El frío te recorre las plantas de los pies. Aterrizas a Tijuana. Checas tu cartera. Cuánto vale regresarse? Escuchas que a un señor de la tercera edad le robaron su maleta. Ves cómo a unos paisanos michoacanos les impiden el paso a Tijuana. Tu hermano te recoge. Sí le dieron el trabajo.

Llegas a casa.

Escribirás los últimos detalles de la ponencia. Te darás un baño. Comerás ligero. Sentirás el viento helado en la cara. Te recogerás el cabello. Te subirás a tu carro. Viajarás a Tecate. Tomarás café y hablaras frente a un auditorio lleno de mujeres. Te aplaudirán. Te pedirán tu correo. Darás entrevistas para el periódico local. Felicitarás a todas por el día de la mujer y por escucharte. Te llevarán a cenar. Te subirás a tu carro. Tu cuerpo extrañará tu cama. Te perderás en el regreso. Te preguntarás en qué momento se te pasó la salida Tijuana Cuota. Tus manos se tensarán en el volante. La oscuridad te reclamará los lentes olvidados. Las llantas te recriminarán los altibajos, zanjas y hoyos del camino. No respirarás tranquila hasta que veas calles conocidas. Sudarás del miedo.

Llegarás a tu cochera.

Abres la puerta. Revisas los 32 mensajes que no escuchaste a tu llegada. Borras más de la mitad. No puedes regresar las llamadas, ya pasa de las 12pm. Saludas a tu abuela. Le dices: anduve por allá, abuela. Caes sobre la almohada.

Ella te ve desde el infinito (si es que existe).

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