lunes, 1 de agosto de 2011

Todos duermen. Ayer fue la primera comunión de mi sobrina y el festejo fue en grande, la fiesta comenzó desde temprano, las flores adornaron las mesas en el patio de la casa de mi madre y las mesas vestieron manteles de colores. Todos bebieron, las mujeres cantaron hasta el amanecer gracias al Youtube -el mejor dj que hemos tenido-, mi hermano y mi tío llevaron a un borracho a la cruz roja, el pobre bebió tanto que creyó que era superman y se atrevió a volar aventándose del techo, el resultado fue una costilla rota, un brazo quebrado en cuatro partes y la cabeza llena de chichones, todo fue en unos segundos, el hombre gritaba de dolor y mi cunada entonaba una canción de Rocío Durcal.

En fin, era lo que faltaba para que la fiesta estuviera completa.

Los finales felices no sirven para escribir una novela.

No hay comentarios: