domingo, 11 de octubre de 2009

Cuando él lo mencionó en el taller, no lo creí. Se trataba de aceptarse, hacer las cosas con conciencia. También dijo que al aceptarse, las carencias ajenas -además de las propias, serían más notorias-, de inicio no le creí, pero ahora veo que es cierto. Ya no soy la misma de hace semanas, ni de hace meses. Pero descubro que no todos van a ir a la misma sintonía que yo. Una de las cosas que aprendí con él, fue a pedir lo que merecía, pedirlo, así nomás, fácil. Pero resulta que el no agachar la cabeza atrae más problemas que el levantamiento de los Zapatistas en los 90's. 

Tener paciencia no es una de mis virtudes.

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