sábado, 3 de octubre de 2009

Esto de ser adulto quita mucho el tiempo. Cuando Una cree que la vida va bien, la semana se presenta accidentada, el destino pone trampas diarias. Tengo que aprender a solucionar, solucionar, esa parece ser la palabra de la semana.
Ni modo.
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No le he dicho a Angeles, pero tengo ganas de ver a mi padre. Hace mucho que no sé cómo está. Si se baña, si le hacen lonche y se lo llevan al trabajo, tal como lo hacía mi madre. Me pregunto si extrañará su antigua cama, su casa, las paredes en las que vivió los últimos 16 años. Me hace sentir mejor pensar que sí. Espero.
La última vez que nos vimos me mentó la madre. La última vez que hablamos le colgué el teléfono.

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No hay tregua.

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Lo dicho, no hay tregua, este  post lo publiqué por equivocación en el blog del Proyecto de las morras.

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