sábado, 31 de octubre de 2009

Estar en un grupo siempre es un reto, lo ha sido desde siempre. Lo ha sido para mí durante los últimos tres años. Se pierden cosas, se ganan otras, se adquiere conocimiento en todos los aspectos, cómo agradecer el hecho de no haber conocido el teatro apenas! El no haber tenido mi primer acercamiento al teatro acompañando a este grupo. Porque lo que sucede es lo que sucedió con Nadia Comanecci: una mujer echada a perder, un grupo echado a perder.

Como siempre, desde el principio de los tiempos, está la gordita con baja autoestima que es sangrona y finge ser buena onda, el resto que, cuidadoso, procura no hacer comentarios referentes a las dietas y peso de la susodicha. También está el otro, el que cree que salva al grupo de las desavenencias y que, sin embargo, ocupará puestos institucionales y te hará dar cien vueltas a su oficina antes de negarte un espacio, una reunión, apoyo o ya qué decir, una cita. Está también la novia de, la que se esconde tras la sombra del próximo gerente y que sabe que debe actuar como la próxima primera dama. También está el que es bueno para todo, el que no se equivoca, que ríe con todos y es la imagen a seguir; está también la sabelotodo, la que está en desacuerdo con el mundo y se victimiza todo el tiempo, y las bonitas, cómo olvidar en este texto a las bonitas, a las que miden 65 de cintura y tienen piel de porcelana, las que se creen princesas pues! También está la que se viste bien, la que siempre está a la moda, la que tiene una colota que le pisen y se atreve a sentirse la perfección con todo y dones, la que ha mentido, viboreado, y no tiene empacho en mirar de frente a todo mundo como si no hubiera roto un plato. En los grupos también hay parejas, las que comienzan a principio de la carrera y que por diversas razones siguen o terminan.

 

Río, río irónicamente.  

1 comentario:

EL GATO AZUL EN TIJUANA dijo...

Aunque se camina mas lento, al menos es acompanado ... caminar solo creo siempre es mas dificil....