De regreso en Tijuana. Las vacaciones se terminaron en el momento en que nos subimos al avión. Maldito Aerocalifornia: no te ofrecen café. Llegamos a nuestra ciudad y sentimos el cambio de clima: directo al trabajo con todo y maletas. La ciudad no nos dio tregua.
Costó acostumbrarse a las calles y a las vacas surrealistas que nos saludaron con sus patas de colores.
Ayer, por fin, me sentí en casa, mi casa, nuestra casa: el Dandy´s. Marco y Sara llegaron de Tamaulipas con sus perros de agua. Tuvimos que ladrar para no ahogarnos. Me tomé tres cervezas al hilo y se me subieron rápidamente. Extrañé Hermo, allá no pasan esas cosas. El sol no deja que sientas las chelas, aunque tu estomago diga lo contrario.
Tijuana con su sonrisa nerviosa, cuerpo tenso y saludo tembloroso, me dio la bienvenida. Me fui sólo cinco días. Siento que ya no le pertenezco.
2 comentarios:
aquí siempre hay huequito para cuando quieras volver... besos
Carmen
mi querida esme, muchas gracias por tu hospitalidad, aunque no se usó el famoso colchón, guárdalo muy bien porque seguro que estos perros de agua volverán a hacer de las suyas a tierra tijuanenses
un abrazo fuerte desde esta otra playa, la de Tampico
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