martes, 11 de noviembre de 2008

El inicio?

La primera en llegar fue ella. Por más que replicó y expuso sus motivos, no pudo contra la mayoría. Todos habían votado por aquella ciudad mística, chamánica.

En cuanto bajó del avión, su cuerpo sufrió espasmos, y arrojó por la boca lo que había comido en los últimos dos días. El gusano todavía no se separaba por completo de la puerta. Pensó en regresar al avión o comprar un boleto de regreso.

Se había prometido nunca caminar sobre esa tierra negra, pero la ciudad representaba para ella, una prueba de resistencia. Sabía que la piel de sus adentros se quedaría pegada en cada uno de los puestos de las plazas de colores; no podría, como él, dormir en habitaciones que tuvieran mosquitero cubriendo la cama. No eran unas vacaciones pagadas. Aceptaría fundirse con el barro y no mirar atrás.

Una a una, sus siete maletas viajaron por el carrusel, pero ella no se atrevía a tocarlas, sus ojos las veían pasar, como quien se sienta en una piedra y ve pasar su vida.

-Tú debes ser Camila-, una mano dura sobre su hombro izquierdo, le impidió moverse.

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