miércoles, 7 de enero de 2009

Es noche de Reyes y la casa está llena. Los hombres de la familia no quieren dejar las tradiciones: ellos juegan baraja, mientras las esposas cocinan. Jr, mi sobrino de casi trece, viene conmigo. Los niños que corren de un lado a otro nos impiden el paso. El olor a enchiladas estilo Michoacán inunda el ambiente. Sólo los que acaban de llegar no han cenado. La mayor de las hermanas promete servirme el plato si cuido a los siete chamacos que juegan y gritan sin parar. Sólo los tengo que cuidar unos momentos, pero son los suficientes para escuchar el típico: tía, Gissel me pegó; tía, Chavita no quiere sopa; tía, Sammy me dijo tonta!
La recámara es muy pequeña y son muchos.
De pronto, una pregunta que me atora la rosca con todo y niño en la garganta.

-tía, cómo se llama tu novio?- Sammy deja salir su voz de tan sólo tres años.
(...)
Los ojos se me quieren salir, y lo único que pienso es: claro, como me ve grande, intuye que debo tener novio.

Lo peor: su mamá me susurra: inventa un nombre. No le digas que no tienes.

-Schopenhauer- contesto. Esto es peor que la Inquisición.

3 comentarios:

víctorhugo dijo...

Para cuando pregunten:

Además de Shopenhauer: Aminobuana, Calefacshion, Yermo, Chori, Tuco, Tico, Beibidonlivminau (cortesía del diccionario de apodos del Sr. Arana)

Besos

The L. dijo...

Jajaja, buen gusto el tuyo.
ya había pasado algunas veces por aquí, Muchos saludos.

Lorenia.

abril dijo...

deja que yote cuente mis anecdotas similares jejjejeje