viernes, 20 de febrero de 2009

Anoche fue de insomnio total, pero de verdad insomnio. Me arrepentí de tanto café del Sanborns, ni siquiera un cigarro para minimizar la cafeína. Es lo mismo, lo sé. 
Esta semana que no he tenido carro, he visto muchas cosas: la carambola de papeles blancos arrastrados por la lluvia, el cementerio que se ve al otro lado de la colina, lo verde del pasto, los perros que pelean por comida (el otro día casi me muerde uno), y hoy una llanta que, empujada por la gravedad, descendía a toda velocidad por la empinada de mi cuadra.

Extraño mi carro, pero esta semana he caminado por el Centro como si fuera extranjera.

No hay comentarios: